No será hoy la primera vez, ni la última, que me tengo que echar a una lado, para dejar pasar una ambulancia. Ambulancia florida de luces y alarmas sonoras. Nuestras calles algunas veces son una triste procesión de ambulancias con destinos variados.
Igual que las que me llevaron al hospital tras mi accidente de coche. O la que se llevó al motorista, al que presté los primeros auxilios, y cuya vida se fue dentro, pendiente de un hilo.
Me impresiona ver coches que no se mueven ni un centímetro para dejarlas pasar. Me enerva la pachorra y el estúpido orgullito de los que no dejan pasar a las ambulancias "porque seguro que es mentira y es para saltarse la caravana y el semáforo". ¿Cómo lo saben? ¿Conocen la estadística?¿Saben cuales son por el ritmo de la luz o por la hora en la que sucede?
No entiendo ese aire de justiciero de la calle de algunos, que se erigen en jueces potenciales de la vida de los demás.
Porque me consta que algunos "ambulancieros", han utilizado incorrectamente las señales de alerta/urgencia. Si, como todos. Que alguna vez, hacemos lo que no debemos. Pero eso no ha de empañar la gran labor que realizan.
Yo me aparto, no porque una vez estuve dentro, sino porque no quiero ser responsable de lo que pueda pasar, si una persona llega tarde al hospital.
Yo me aparto, por puro egoísmo, porque mañana puedo ser yo, mi madre, mi hjo, mi esposa, mi nieto.
Yo me aparto, porque ese paciente que tengo en fisioterapia, en una silla de ruedas, puede que viniera en una de esas ambulancias y se llegó unos minutitos tarde.
Yo me aparto porque es lo que hay que hacer.