viernes, 6 de mayo de 2011

¿Qué estudiar?, ¿cómo?, ¿cuándo? Y ¿Por qué? Vicisitudes en relación a la elección de una carrera

Cuando finalizamos los estudios secundarios comenzamos a pensar en que es lo que queremos hacer con nuestras vidas: ¿estudiamos?, ¿trabajamos?, ¿viajamos?


¿Qué carrera elijo?
Muchos jóvenes encuentran en este cuestionamiento su primer gran decisión en su vida, lo que genera un monto de ansiedad que bien puede conllevar angustia o por otro lado una gran motivación.
Y aunque si bien es un replanteamiento tan general en los jóvenes, hay que individualizar cada caso en particular ya que atrás de todo individuo concreto hay una familia, un contexto específico de existencia, una sociedad.
Dentro de cada joven que ha optado por estudiar hay una serie de movimientos que hacen que se decida por tal o cual carrera. Muchos experimentan lo que es la presión familiar de tener que hacer una carrera universitaria para “Poder ser alguien en la vida”, a lo que me pregunto ¿sólo una carrera universitaria nos hace ser alguien en la vida?, a lo que me respondo con un rotundo “No”.
Presiones sociales como este tipo crean en muchos jóvenes la ilusión de un futuro feliz, de reconocimiento al cual hay que llegar con esfuerzo y dedicación.

Pero no hay que provenir de una familia exigente para experimentar este tipo de cuestiones ya que como toda representación social se cuela, por así decirlo, en el entramado inconsciente de representaciones y las hacemos parte de nosotros mismos, sin cuestionarnos realmente de donde vienen y porqué las pensamos. Y con esto no estoy dando un juicio de valor puesto que sino todos los estudiantes estaríamos en lo incorrecto ya que todos elegimos de acuerdo a una historia, a un contexto que nos hace ser y elegir, hacer y deshacer.

Por ello es saludable pensar en el porqué de la elección, y pensar que todo porqué es válido siempre que encontremos en ello un disfrute. La presión por encontrar una vocación en la vida genera un monto importante de ansiedad. Pero la vocación se construye, se forma y deforma constantemente a lo largo de una carrera, en el menor de los casos ya está dada de antemano. Muchos empiezan una carrera sin saber muy bien de que se trata y encuentran en ella su vocación, otros creen saber qué es lo que van a estudiar y se encuentran con algo totalmente diferente para lo que estaban preparados, otros que eligen una carrera por que por ejemplo son afines a las letras y se dan cuenta que por cuestiones que la propia carrera toca las letras no es lo suyo; y otros – ni más ni menos afortunados – comienzan sus estudios ya sabiendo que es lo que quieren hacer y encuentran en la carrera las herramientas necesarias para llevara a cabo eso que quieren para sus vidas.

Y para finalizar me gustaría remarcar el hecho de pensar el estudio terciario como una carrera muchas veces conlleva a vivirla como justamente eso, una carrera, en la que si me paro la pierdo. Pero es una buena opción pensarla como camino por el cual transcurro pero a la vez me paro y veo para los costados, disfruto el saber y siento placer por conocer.